Cuando el cliente recibe su pedido, la caja es el primer contacto con tu marca. Y puede ser neutro o bien empezar a generar una predisposición positiva ante lo que haya dentro de ese embalaje. Si entendemos la compra como una experiencia, cada pequeño detalle cuenta para redondear lo que nuestros clientes sienten. Tampoco podemos obviar que vivimos en una época en la que a gran parte de los usuarios de redes sociales les encanta hacer pública cualquier experiencia satisfactoria. Y esto, sin lugar a dudas, incluye sus compras.
Además de eso, también han recurrido a las etiquetas adhesivas que hacen que cada caja tenga un aspecto diferente, con lo que es susceptible de ser protagonista de más de un unboxing por parte del mismo cliente. Bien, ahora que tenemos perfectamente personalizada la parte exterior de la caja, es el momento de impactar con el interior. Decimos impactar porque es mucho menos habitual encontrarnos un diseño en el lado interno. Lo que suele haber son protecciones, rellenos o soluciones más estéticas como el papel de seda (personalizado o de color), pero poco más. Nuestra recomendación es que no descartes ninguna superficie. El interior de la caja es una buena forma de reafirmar el mensaje de la exterior o, por el contrario, establecer un juego mucho más disruptivo. Este es el caso de otro de nuestros clientes, Miin Korean Cosmetics, que utiliza una caja en kraft marrón e introduce la nota de color directamente en su interior. Al abrirla, el texto blanco sobre el rosa parece saludarnos, propiciando una sensación de diálogo y sorpresa.
En el packaging, como en cualquier otro aspecto del negocio, puedes optar por la línea más estándar o ir por la vía creativa. Desde luego que esta última será la que te abra las puertas del unboxing más memorable.
¿Por qué el unboxing?
Entendemos por unboxing el proceso de desembalaje. Por lo general, es algo que se produce de manera privada y, como decíamos, es el proceso previo a disfrutar de aquello que estábamos esperando recibir. Con la explosión de la vida conectada, ese acto que resultaba privado no tiene por qué serlo necesariamente. Se convierte en una oportunidad para compartirlo con una comunidad mediante un vídeo detallado. Eso es el unboxing: convertir una experiencia personal en contenido y, de alguna forma, conseguir crédito o estatus social. De ahí que las marcas deban darle la importancia que merece a una posibilidad de generar notoriedad de manera tan orgánica y natural.¿Cómo mejoro el unboxing de mi producto?
Lo primero que debes tener en cuenta es que el unboxing tiene mucho de sensorial. La interacción con los materiales activa los sentidos de forma diferente:- El tacto: esto no se puede transmitir de manera directa a través de un vídeo, pero la textura de los materiales como el cartón o el papel de seda está en nuestro cerebro, con lo que sí la proyectamos al verlos.
- El sonido: un cutter rasgando la caja o el característico ruido que hace la cinta adhesiva al despegarse pueden ser muy gratificantes. Aquel que lo ve, se imagina abriendo la caja en base a experiencias previas positivas.
- La vista: evidentemente, este es el sentido que más se recrea durante el unboxing y el que tenemos que explotar de manera más decidida si lo que queremos es elevar el nivel. Una caja bien diseñada, con el color psicológicamente adecuado y personalizada para marcar la diferencia, hacen que el unboxer se detenga por más tiempo en nuestra imagen.