Esta es una de las preguntas que más frecuentemente nos soléis hacer. Y no es para menos, porque no es tan sencillo conocer la equivalencia entre el tamaño de un producto y la medida de la caja adecuada para él. Además, disponemos de tantos tipos y dimensiones de cajas que no siempre es tan sencillo elegir la adecuada en el momento de ponernos a embalar. No te preocupes: en Kartox te vamos a echar una mano asesorándote desde la experiencia, con una fórmula que te va a servir de manera general para siempre que vayas a realizar un envío. Ya nunca más te preguntarás: ¿qué medida de caja necesito para mi producto?
Solamente nos restaría un factor que tiene cierta influencia en las medidas exteriores de la caja. Nos referimos a la calidad del cartón, puesto que no todos presentan el mismo grosor dependiendo del tipo que se utilice. Para ello te dejamos esta tabla de consulta a la que puedes recurrir siempre que te sea preciso. Como ves, resulta muy sencillo responder a la pregunta de cómo sé la medida de la caja que necesito. Esperamos habértelo dejado más claro. Imágenes Unsplash, Kartox.
Una regla para cualquier tipo de caja
Es importante recalcar que lo que vamos a explicarte a continuación habla de medidas interiores y exteriores, no de tipología. Con esto queremos decir que puedes aplicarlo sin problema a cajas postales, cajas con solapas o cualquier otro formato de cajas a medida. En este último caso, resulta especialmente interesante tener en cuenta la dimensión del producto porque, ya que vas a fabricar tus propias cajas, lo lógico es que te asegures de tener un embalaje óptimo al 100% para que proteja más, incluso, que una caja prediseñada o estándar.¿Por qué es tan importante?
Detrás de esta decisión vas a ver que hay aspectos realmente relevantes que tienen que ver con la optimización de recursos y la experiencia del cliente, y que tienen un impacto directo en la rentabilidad de tu negocio. Enviando tus producto en una caja que no sea la adecuada en cuanto a dimensiones, corremos básicamente 2 riesgos:- Que sea demasiado pequeña, con lo que se podría romper o abrir el embalaje. Además podrían surgir problemas de manipulación para el cliente a la hora de extraerlo de su interior.
- Que sea demasiado grande, y el producto tenga una holgura excesiva que influya en el nivel de protección que debería tener. Esto nos obliga a usar gran cantidad de rellenos (lo que incrementa el coste y el impacto medioambiental según cuáles uses), hace que sea menos resistente al apilamiento e incrementa los costes de transporte y almacenamiento en base a los metros cúbicos que ocupan nuestras cajas. Con lo que, de este modo, en realidad nos cuesta dinero todo ese aire extra que hay dentro del packaging.