Según la Wikipedia, el embalaje es un recipiente o envoltura que contiene productos de manera temporal principalmente para agrupar unidades de un producto, pensando en su manipulación, transporte y almacenaje. Si hablamos de emoción, Wikipedia es muy aséptica. No discutiremos que es una definición bastante completa, pero no dice todo lo que es en realidad el embalaje. Y, desde luego, no entra en el aspecto emocional del asunto. Pongámonos por un momento en la piel del cliente. Si hacemos este ejercicio, sería muy interesante plantearse algunas preguntas sobre lo que percibe y siente el cliente cuando recibe el paquete. ¿Ve calidad incluso antes de abrirlo? ¿Le transmite la suficiente solidez? ¿Está personalizado o no podría distinguir esa caja de cualquier otra? ¿El embalaje suma a su percepción de marca? ¿Y a su experiencia como usuario? Lo emocional es toda una tendencia en embalaje.
Cómo aportar valor añadido desde el embalaje
Aunque no lo creas, el mismo embalaje, por el mismo precio que uno que no lo haga, puede proporcionar beneficios de valor agregado que se transforman en funcionalidad y emociones muy positivas para el cliente. ¿Tu producto requiere de instrucciones? Pues imprímelas directamente sobre el embalaje con lo que te ahorras al no incluir un folleto. El usuario lo ve como un signo distintivo y, mientras tanto, tú estás incurriendo en menos gastos y manipulado. Puedes poner el listado de ingredientes, componentes o, simplemente, el contenido del embalaje. En el caso de ser un envío destinado a cliente final, es una forma de anticipar lo que se va a encontrar, de generar expectativa. Si, por el contrario, es un paquete enviado a una empresa, la funcionalidad prima sobre la emoción: ellos reciben muchos envíos y poder consultar el contenido sin necesidad de abrir la caja sin duda les facilitará muchísimo las cosas. Si vamos un poco más allá, puedes, incluso, narrar una historia. ¿Cómo? Por ejemplo, añadiendo un texto que cuente quién eres y qué te ha llevado a crear ese producto. Ese texto puede incluir datos que ayuden a hacer una trazabilidad desde el origen al cliente, hablando de los productores y los procesos, e incluyendo testimonios de otros usuarios que cuenten su experiencia con tu marca… Todo ello conecta directamente con la emoción y la empatía. La verdad es que siempre hay algo que contar y el único límite es tu creatividad, así que merece la pena explorar hasta dónde se puede llegar.Cómo construir marca con el embalaje
Utilizar inteligentemente nuestras cajas y embalajes tiene mucho de estratégico. Ya que hemos hecho el ejercicio de ponernos en los zapatos del cliente, hagámoslo un poco más. El hecho de recibir un pedido es parte de la experiencia de compra del cliente y, además, una muy relevante, ya que es su primer contacto con el producto. Una caja de buena calidad y que aporte continuidad a la imagen de la marca hace que el cliente esté “consumiendo” marca desde el minuto cero. Por eso, el embalaje es una plataforma para darle personalidad.
Los colores
Tienes que utilizar todos los recursos a tu disposición. Algunos son muy evidentes, como cuidar que se respete la identidad corporativa empleando los colores que corresponden. ¿Te imaginas a Pepsi utilizando cajas de color rojo?Las tipografías
Algo similar ocurre con las fuentes tipográficas. Por lo general se definen unas cuantas y se especifica cuándo y cómo se deben usar. El embalaje no es una excepción: ten en cuenta que se ha estudiado lo que transmite cada tipografía y lo que dice de nosotros.